terça-feira, 11 de agosto de 2009

1ª Parte: Conferência
pronunciada em León,
por ocasión del V Centenario
de la Bula fundacional
de la Orden “Inter Universa”

pela madre Mercedes de Jesús Egido oic
del Monasterio
de Monjas Concepcionistas
de Alcazár de San Juan
“A PRIMEIRA INSPIRAÇÃO
DA ORDEM
DA IMACULADA CONCEIÇÃO”

Profundizar el carisma fundacional es un deber de todo religioso, pues cuanto mejor se conozca mejor se entiende, cuanto mejor se capte mejor también se presentará y se vivirá la propia identidad en el seno de la Iglesia y, por lo mismo, se dispondrá de los elementos necesarios e imprescindibles para que dicho carisma sea una realidad viva y eficaz hoy tal y como nos lo exigen los signos de los tiempos.
El carisma fundacional es eminentemente dinámico, como fruto que es del Espíritu Santo. Por eso y para conocerlo mejor, si hemos de mirar hacia atrás, en nuestro caso, hacia nuestra Madre Fundadora es, para que nos sirva de catapulta, de palanca que nos lance hacia delante. No podemos olvidar que todo carisma religioso es profético y, por lo mismo, en cada momento histórico ha de hablar, ha de gritar, diría yo, los auténticos valores fundamentales de una vida evangélica que es toda vida religiosa, es decir, de un auténtico y real seguimiento de Cristo.
Mi intervención ante esta cualificada asamblea no pretende ser otra cosa que esto: el testimonio de una concepcionista que, como todas las hijas de Santa Beatriz, quiere vivir radical y entusiastamente su propio carisma religioso como respuesta a la vocación que ha recibido del Señor, en servicio de la Iglesia y de la humanidad entera.
Por ello podréis comprender que no pretendo descubrir América, ¡hace cinco siglos que se descubrió!, los mismos que tiene nuestra Orden. Sencillamente deseo recordar con vosotros unos hechos seculares, destellos de una estrella que, encendida por Dios para iluminar nueva senda, se vio represada en su propia luz por acontecimientos externos, y así ha permanecido durante casi cinco siglos, hasta que ahora, los inspirados decretos del Vaticano II, fijándose en sus orígenes, ha hecho posible que lleguen hasta nosotros renovados y renovadores sus primigenios fulgores.
La lectura del carisma fundacional de Santa Beatriz hay que hacerla a la luz del Evangelio, con serenidad y paz, con deseo de verdad, sin ideas preconcebidas. A partir de un conocimiento serio y científico de sus orígenes, de su entorno histórico y socio - religioso y, al mismo tiempo, con la transparencia y capacidad de admiración de un inocente niño. Porque la Iglesia nos enseña que los carismas de los fundadores son una riqueza espiritual, dones que le regala el Espíritu Santo (P.C. 1) y que ella no quiere perder. Por ello ha ordenado que les restituyamos su lozanía primigenia.
Es lo que está intentando llevar a cabo la Orden concepcionista, pero que quizá, por un escaso conocimiento o por otras varias razones y acondicionamientos o intereses creados, esté resultando lenta y penosa.
Este V Centenario de la aprobación de la Orden mediante la Bula “Inter universa” esclarece mucho el camino, mejor, queda iluminado con sus originales y limpios destellos, como dije al principio, para conseguir su propia renovación.
Y el hecho de que sea tan festiva y jubilosamente celebrada esta Bula por toda la Orden en estas circunstancias de renovación es ya una gracia previa de Dios en todas las concepcionistas, para entrar en la verdadera línea de renovación del espíritu fundacional de la Santa Madre, de lo que la Iglesia a ella le aprobó. Es, por tanto, el medio directo de contactar con la Fundadora.
Cabe, pues, esperar, que las concepcionistas no impidamos que esta Bula consiga ahora la renovación de la Orden, como en su tiempo alcanzó su aprobación.
Y sin más preámbulos, pasamos a tratar del carisma de Santa Beatriz de Silva.
(continua)

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