sexta-feira, 30 de setembro de 2011

500 AÑOS DE LA ORDEN DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
EN TOLEDO

El pasado domingo, día 18 de septiembre, aproximadamente 50 peregrinos de Campo Maior y Elvas (Portugal), se han asociado a nosotras, concepcionistas del Monasterio de la Inmaculada Concepción de Campo Maior, en la Clausura del V Centenario de la aprobación de la Regla de nuestra Orden.
La clausura ha tenido lugar en Toledo, en nuestra Casa Madre , y a la llegada nos esperaba D. José Francisco Sanches Alves, arzobispo de Évora, a cuya archidiócesis pertenecemos. El ha acogido a este grupo de portugueses, casi todos con residencia en Campo Maior, tierra donde nació Santa Beatriz da Silva, nuestra querida Fundadora.
Llegamos a la Iglesia de la Casa Madre y entramos cantando en portugués un himno a Santa Beatriz y nos dirigimos a la capilla donde se encuentra parte de su cuerpo. El Arzobispo hizo una oración y la emoción era visible en los rostros de todos los presentes.
Nosotras dejamos a los peregrinos en la Iglesia y nos unimos a la comunidad que nos acogía con mucha ilusión y cariño.
La Eucaristías de la clausura del año jubilar, celebrada a las 18 horas fue presidida por el D. José Francisco Sanches Alves, arriba mencionado. Participaron en ella D. Marcelino Caldeira, sacerdote de la archidiócesis de Évora, muy amante de nuestra Orden y amigo de nuestra comunidad y muchos otros sacerdotes de Toledo y amigos de la comunidad concepcionista de aquella ciudad entre los que se encontraba también el Asistente religioso de la Federación de Castilla.
En la celebración se ha utilizado el latín, el portugués y el español. Portugal y España estaban en fiesta pues, Portugal ha visto nacer, en Campo Maior a esta gran Santa que es Beatriz da Silva y Toledo acogió la Orden de la Inmaculada Concepción por ella fundada.
A los peregrinos de Portugal les tocó presentar las ofrendas: flores, tierra, y productos típicos de la zona como las aceitunas, el aceite y claro está el café, todo ello como signo del trabajo y fuente de riqueza y sustento económico de la Villa. La tierra que ofrecimos provenía de la casa donde nació santa Beatriz y simbolizaba la importancia que tiene para cualquier Orden conocer con seguridad el origen de su fundadora.
Terminada la Eucaristía, los peregrinos portugueses y los amigos españoles de la comunidad que nos acogía, fueron invitados a una merienda en el patio del Monasterio, mientras nosotras, llenas de emoción, recordábamos las vidas de las primeras hermanas que formaron parte de nuestra gran familia religiosa. Si las piedras hablasen, ¡cuantas cosas nos dirían de los orígenes de nuestra Orden!
Hemos regresado a casa con el corazón lleno y un gran deseo de mantener viva la lámpara que Dios encendió en Santa Beatriz, pasando la antorcha a las generaciones que nos suceden, tal como hicieron con nosotras Beatriz y sus compañeras.
Cronista de Campo Maior

Sem comentários: